La medalla que se convirtió en nuestro emblema
Los pioneros de la enología argentina Juan Giol y Bautista Gargantini viajaron a Francia en 1909 a comprar un barril de roble de 75.000 litros, que fue decorado por un famoso artista con dos relieves de bronce.
Un año después, este impresionante barril ganó un premio en la exposición internacional en Buenos Aires que celebraba el centenario de la independencia de Argentina.
Para entonces, su bodega, La Colina de Oro, era la más grande del mundo.
Una prestigiosa invitada en la exposición, la Infanta Isabel de España, reconoció los logros de la bodega con una medalla de oro en nombre de la Corona Española. Así nació Canciller.
Desde entonces, Canciller ha desempeñado un rol histórico como embajador internacional de los vinos de Argentina y la medalla de oro de la infanta está presente en cada botella de Canciller hasta el día de hoy.